Según el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), las cadenas de valor son un marco teórico que explica el desarrollo de las acciones y actividades dentro de una empresa.
Este modelo incluye varios “eslabones” que participan en un proceso económico que comienza con la materia prima y finaliza con la distribución del producto terminado. En cada eslabón, se añade valor, definido como la cantidad que los consumidores están dispuestos a pagar por un producto o servicio.
Dentro de las cadenas de valor, se identifican dos tipos de actividades: las actividades primarias y las actividades de apoyo. Las actividades primarias son aquellas centradas en la producción física del producto y su entrega al cliente. Las actividades de apoyo, por otro lado, abarcan funciones que respaldan a las actividades primarias, como la infraestructura organizacional, recursos humanos, desarrollo tecnológico y compras.
Las actividades primarias se dividen en cinco:
- Logística interna. Incluye la recepción, almacenamiento y distribución de materias primas.
- Operaciones. Consiste en el procesamiento de materias primas para convertirlas en el producto final.
- Logística externa. Abarca el almacenamiento y distribución de los productos terminados al consumidor.
- Marketing y ventas. Actividades destinadas a publicitar el producto y hacerlo conocido.
- Servicio. Actividades post-venta y de mantenimiento, enfocadas en mantener y mejorar el valor del producto y aplicar garantías.
Las cadenas de valor son esenciales porque permiten a las empresas examinar cada etapa del proceso de producción y distribución para detectar oportunidades de mejora y añadir valor.
Productos Abadi reconoce la importancia de las cadenas de valor, pues no sólo permiten optimizar la eficiencia operativa, sino que también aumentan la competitividad, permitiendo ofrecer productos o servicios que satisfagan mejor las necesidades y expectativas de los consumidores.